Muestras Literarias
Milagro Leiva
“Por una mejor vida”
Un nuevo año que empezó hace muy poco me desenfocaba de mi vida cotidiana, tenía muchas
metas y obstáculos que podía observar detenidamente mientras estaba en la rama de un árbol en
un lugar casi desierto, donde solo estaba mi presencia y la brisa cálida de un mes de febrero.
Siempre he sido el tipo de persona que planea su vida aún sabiendo que nada saldrá como
esperamos que sea.
Estaba por cumplir 18 años en el mes de Octubre, quizás en otra época de mi vida estuviera
rebosando de alegría al estar consiente que cumpliré 18 años, que algún tipo de libertad llegará a
mi vida. No creo que sea así, al contrario, me aterra saber lo rápido que pasa el tiempo.
Mientras estaba en la rama de aquel árbol pasó una familia frente a mi, aparentaban ser como
toda una familia cualquiera, se veía en ellos los momentos gloriosos que entre risas te hacen llorar
y momentos que quieres guardar toda tu vida, iban tan despacio que pude observarlos con tanta
delicadeza y darme cuenta del tipo de familia que son, de ese tipo que siempre soñé tener. Los vi
deseando que sean su relación siempre sea así pero ellos no me vieron a mí, no me vieron mientras
unas lágrimas besaban mis mejillas y fue la única compañía que tuve en ese momento.
Momentos después mamá me llamó para que le ayudará a preparar la comida.
- ¿Dónde estás Giss? ¿Puedes venir a casa a preparar la cena conmigo?
- Claro, llego en un rato.
Mientras iba camino a casa pensaba en esa familia y en las mil razones por las cuales yo no puedo
tener eso. Mi papá se fue cuando yo tenía a penas 7 meses, no recuerdo como era su cara, no
recuerdo su olor o sus peculiares cuidados que mamá trata de repetirme cada día para que sepa
que papá “me amó” o que me ama.
Mi padre no es alguien a quién odie pero tampoco sé que sentir hacía él, se fue con la esperanza de
darme una mejor vida, se fue a otro país dándole promesas vacias a mamá diciendo que nos
reuniríamos algún día y que todo era por mi bien, pero yo ¿Debería estar agradecida que lo
hiciera? Nunca quiero ser una mala persona, supongo que también le dolió irse y no verme crecer,
pero si me amó y me ama como mamá trata de hacerme creer, ¿Por qué no intenta comunicarse
conmigo?
Mi vida ha sido un tanto complicada, no trato de victimizarme, claro que no. Al contrario pienso
que soy lo suficientemente fuerte pero como cualquier persona tengo mis momentos que una gota
derrama el vaso. Recuerdo que en mi colegio anterior se hacían eventos en los días del Padre y de
la Madre, en una ocasión, un 17 de Junio se haría un festejo donde cada estudiante llevaría a su
Padre, yo intenté escaparme y no asistir pero mi familia no estuvo de acuerdo. Al llegar pude
darme cuenta que no sería una situación fácil de manejar; me encontré a mi amiga Artemisa, ella
sabía mejor que nadie mi historia y cómo podía estar emocionalmente ese día.
-Hola Giss, ¿cómo estás?
- Estoy bien, mejor de lo creí hasta el momento. ¿Todo bien por acá?
- Todo bien, el evento todavía no empieza.
-Ya veo. Mi sufrimiento no empieza todavía.
-No digas eso Giss, sabes que estoy contigo al igual que todos.
Mientras trataba de asegurarme o más bien, de confiar en que todo estaría bien se acercaron mis
compañeras hablando sobre sus padres, yo me sentía fuera de lugar al escuchar a cada una decir
“Sí, mi papá está aquí. No fue a su empresa por estar conmigo hoy”, “Mi papá hizo tiempo para
mí”. Mientras que yo pensaba en qué diría cuando me preguntaran a mi sobre mi padre, la única
persona que sabía mi situación era mi mejor amiga Leonor.
- Gisselle, ¿Tu padre está por acá? Seguro podría acompañar a nuestros padres en la mesa
para que todos estén juntos.
Mientras pensaba en cómo responder Artemisa con su mirada me calmó y limpió cada lagrima que
estuvo a punto de ponerme a ser un mar de lágrimas.
- Lo siento, mi padre no podrá venir. RESPONDÍ.
- ¿Por qué? ¿Se encuentra bien?
- Lo está, supongo. Y fue cuando todo lo que tenía guardado solo para mí, mi dolor interno
salió a la luz del sol.
No conozco a mi padre, se fue cuando era tan solo una tierna bebé. No fue con un mala
intencio supongo, pero me dejó ¿Saben?, ¿Acaso era tan mala con tan pocos meses de
vida o era tan mala nuestra situación economica?
Sus miradas me dieron una golpiza.
No trato de ponerlo en mal, quizás que se haya ido es lo que necesitaba para soportar
cosas alternas, pero quisiera ser como ustedes y tener acá a papá. Saber cómo es tener su
presencia en mi vida. No solo tener un padre que me da de comer, tener un padre y poder
abrazar y añorar cada caricia.
Me di cuenta de todo lo que había dicho, de cómo solté cada espina que me hacía llorar . Lloré
como nunca imaginé que podría hacerlo mientras las miradas que me mataban se sumaban cada
momento, decidí salir corriendo.
Fue un momento muy incómodo, pero pasó. Me cambié de Colegio y Artemisa también de fue
conmigo, es por eso que es la mejor.
El tiempo pasó, estaba apunto de graduarme y estaba preocupada por todos los gastos que se
venían delante de mi. Mi mamá trabajaba tanto que me daba pesar decirle cuánto dinero
gastaríamos; Papá había dejado de mandar dinero, como solía hacer seguido, solo desaparecer.
Yo empece a trabajar en un café por las tardes, mi vida se convirtió en una rutina, por la mañana
estudiar luego trabajar y llegar a hacer tareas en la madrugada, sentía que me consumía, pero
ayudaba a mamá. Ella no podría pagar todo, económicamente no estábamos bien y yo necesitaba
ser útil, necesitaba creer que no soy mala persona.
Una noche cuando eran aproximadamente 7:20 pm, estaba por llegar a casa de Artemisa cuando
mi teléfono sonó. Pensé que podría ser mamá preguntándome en qué momento llegaré a casa,
conteste la llamada sin ver el nombre cuando una voz que no conocía me hizo querer llorar..
- Buenas noches, ¿hablo con Giselle Montano?
- Sí, ¿con quién estoy hablando?
- Habla William Menjívar, tu padre.
Fue cuando mi mundo se detuvo, papá había dejado de contestar e incluso llegue a pensar que su
existencia no estaría ni un poco cerca de la mía jamás. Quizás deba estar feliz por saber que se
interesó en mí.
- ¿Por qué desapareciste de esa manera?
- Gisselle, sé que tienes muchas preguntas, pero lamento decir que yo no tengo el tiempo
suficiente para ello. Te hablo porque he pensado en ti durante los últimos meses y quería
disculparme, no estoy presente en tu vida, pero estoy consciente de cada logro
conseguido y estoy orgulloso de que sea así. Quisiera que nos veamos un día para charlar,
para ayudarte en lo que pueda.
Una sonrisa que iluminaba toda esa noche oscura se presentó en mí, lloraba de emoción.
- Veámonos mañana en el café que está por tu casa, a llas 5:00pm, espero puedas
perdonarme por todo.
No me dio la oportunidad de preguntar, de llorar, de sufrir. Solo colgó.
Caminé hasta llegar a casa de Artemisa, toqué la puerta y no hizo falta decir una palabra. Ella supo
que pasaba algo, ella sabía que mi corazón estaba destruido y necesitaba su cálido “todo estará
bien” que era tan reconfortante.
- Ven acá Giss. Y me abrazó de una forma que calmó mi llanto que parecía nunca acabar.
Le comenté lo que pasó, me sugirió contrale a mamá, pero no lo hice. Al llegar a casa, me fui a la
cama pensando cómo sería ese momento, no lo conocía ¿Cómo se supone que deba saber quién
es?
Al día siguiente me vi con mi padre en donde acordamos, en el mismo café donde trabajo. Estaba
ahí esperando a alguien que pensé que no llegaría; eran las 5.30 pm y no estaba, quería gritar,
pero no podía, solo decidí esperar.
Casi siendo las 6:00 pm un hombre que parecía como cualquier otro, vestido con un jean y una
camiseta lo más casual posible se acercó a recepción mientras trataba de ver entre cada mesa una
mirada que tuviera esperanza, esa mirada era la mía. Me vio, se acercaba y yo no sabía qué diría;
solo mistaba un brillo en su mirada.
- ¿Giselle?
- Hola William.
- No imaginé que este momento fuera real. Perdón por la demora, vivo un poco lejos y no
pude llamarte para decirte que vendría tarde, te debo otra disculpa.
- Todo está bien, no te preocupes. La ansiedad me carcomió.
Quisiera saber por qué me citaste aquí ¿Pasó algo?
- Nada ha pasado, quiero hablar un tema un poco serio es por ello que quise hacerlo
personalmente. Veras, sé que no he sido el mejor padre, lo reconozco, pero deseo que eso
cambie. Yo quería proponerte que vivieras conmigo en la ciudad, o al menos que recibas
mi ayuda para mudarte de acá, tendrás más oportunidades las cuáles sé que
aprovecharás.
No sabía qué decir, ¿llegó hace 5 minutos y me propone mudarme?
- Giselle, me acabas de conocer y puede ser complicado pero mi único objetivo es ayudarte,
no debe ser hoy que te irás conmigo, piénsalo y principalmente cuéntale a tu mamá.
No abandonaré a mi madre, no lo haré. Pero, podría darle dinero, podría pagar mis cosas, pero ¿A
qué precio?
- Necesito tiempo. RESPONDÍ.
- Te lo daré, tienes mi número. Cuando tengas una respuesta házmela saber. Te deseo lo
mejor, hija.
Y se fue, ¿Habrá sido así cuando me dejó la primera vez? Estuvo acá poco tiempo y se fue tan
rápido. No debería sorprenderme.
Pasaron las semanas y seguía sin contarle a mamá, solo a Artemisa. Trataba de ignorar la idea
de alejarme de mamá, pero muchas veces llegaba a considerarlo.
Mientras tanto me centré en mis estudios, los últimos meses mis notas fueron tan buenas que
conseguí una beca por la cual tendría que irme del país.. ¿sería peor? Con una oportunidad
estaría lejos, pero en otra ciudad, y la otra estaría en otro país.
Pero mis estudios estarían costeados y podría trabajar para ayudar a mamá.
Llegue esa noche con la noticia para mi madre, sin saber cómo decirlo.
Mi mama era sentimental, era cálida, sutil, era tan dedicada a mí. Mientras que las
oportunidades que venían a mi vida parecían que todas eran lejos de mi madre; estábamos
cocinando juntas como cada sábado por la noche cuando le dije todo.
- Mamá, necesito hablar contigo.
- Dime hija.
- Sabes, que hace unas semanas papá se comunicó conmigo, me comentó sobre irme a vivir
a la ciudad con él, perdón por no contarte mamá. Pensé que eso te lastimaría, pero ahora
me doy cuenta que duele más que yo haya mentido.
- Giselle, mi vida, todo está bien. Tu padre me llamó a mi, es por eso que tiene tu número.
Perdóname a mi.
- Ya pasó, no he considerado irme. No quiero dejarte.
- ¿Estás segura de eso? Eres una chica que quiere salir adelante y prosperar, lo has sido
siempre.
- Estoy segura mamá, pero hay algo más.
- Dime…
- Este año creí que se dificultaría mi vida por el trabajo y los estudios pero, mis notas están
muy bien. Estoy feliz que sea así.
- Yo estoy orgullosa de lo que has logrado, de la dedicación que pones a cada meta en tu
vida hija mía.
- Es gracias a ti, madre. Bueno, por las buenas noches me han clasificado para una
fundación de becas que con gusto aceptaría, pero es fuera del país. Es en Alemania.
- Mmm ya veo hija, ¿aceptarás?
- Pienso hacerlo, pero… no quiero dejarte.
- No me dejarás jamás, ni yo a ti querida. Tienes que tener las metas claras en tu vida y los
sacrificios que conllevan. Hija mía, la vida no ha sido fácil y que se presente una
oportunidad de este nivel es muy grande para las dos. Cuánto hubiera querido ser yo
afortunada en mi época, todo hubiera sido distinto, te daría lo que jamás pude darte. Un
sacrificio luego refleja resultados.
- Lo único que quiero es que no me dejes, no quiero dejarte, ni que te olvides de mi.
- Eso no pasará jamás vida mía, eres mi motivo de vivir. Tienes que creer ya sea estando
conmigo o sin mi.
Cada palabra sanaba mi vida, cada lágrima que compartimos fue el amor en un solo sentir.
Me iría después de mi graduación; mamá me recomendó llamarle a mi padre y contarle. Lo
hice, me apoyó.
Tener la esperanza de mis padres era mi fe, mi razón de ser.
Mis heridas no estarían sanas completamente pero mi vida mejoraría.
Todo el esfuerzo sería por una mejor vida.
Fátima Marroquín
La negación de los pueblos indígenas en El Salvador ha sido una dinámica perversa. Incluye el hecho de negarnos la herencia indígena que casi todas las salvadoreñas y todos los salvadoreños tenemos. Esto no es algo de mera inercia colonial: esta negación constituye un elemento fundador de la esencia del poder en El Salvador en el más amplio sentido, e incluye lo económico, lo político, lo social y lo ideológico y cultural. Esta dinámica de negación se manifiesta, entre otras, a través de la supresión física de las comunidades originarias, de los procesos de asimilación paulatina de éstas a la cultura occidental y de la desvalorización de los elementos culturales indígenas, especialmente los ideológicos.
En el concepto de etnicidad se integran elementos comunes, tales como el idioma, la religión, la tribu, la nacionalidad, la raza, o una combinación de estos, que comparten un sentimiento común de identidad con otros miembros del grupo. Giddens (2000) nos cita a continuación el concepto de etnicidad:
La etnicidad hace referencia a las prácticas culturales y perspectivas que distinguen a una determinada comunidad de personas. Los miembros de los grupos étnicos se ven a sí mismos como culturalmente diferentes de otros grupos sociales, y son percibidos por los demás de igual manera. Hay diversas características que pueden servir para distinguir a unos grupos étnicos de otros, pero las más habituales son la lengua, la historia o la ascendencia (real o imaginada), la religión y las formas de vestirse o adornarse
Los grupos étnicos de El Salvador son muy característicos del resto de algunos países centroamericanos, en territorio salvadoreño hay 7 pueblos indígenas, los Ulúas, las Lencas, los Cacaopera, los Chortís, los Nonualcos, el nahua-pipil y los Pocomanes. Ellos no quieren que su cultura y tradiciones sean olvidadas por las nuevas generaciones. Sin embargo algunos han dejado de usar sus trajes autóctonos y no hablan su lengua natal.
Los pueblos originarios que actualmente habitan El Salvador son Nahuapipil, Lenca y Cacaopera.
Nahuapipil: El náhuat o pipil es la lengua hablada originalmente por los pipiles, relacionada con el náhuatl hablado en el centro de México por los toltecas y todavía recordada por sus descendientes. Los pipiles y los salvadoreños se refieren generalmente a la lengua como náhuat. Los términos pipil y nicarao, como nombres para la lengua, son utilizados por la comunidad de estudiantes internacionales, para distinguirla principalmente de las variantes de náhuat de México. El náhuat llegó alrededor del año 900 a la región actual de El Salvador, Honduras, Guatemala y Nicaragua por inmigrantes toltecas. Cuando los conquistadores tlaxcaltecas, liderados por Pedro de Alvarado, llegaron a esta región, se encontraron con el náhuat, al que los españoles llamaron lengua mexicana corrupta, y los tlaxcaltecas llamaron pipil, esto debido a que los nahuas decían que hablaban como niños, al perder la /tl/ a favor de la /t/.
Lenca: El lenca salvadoreño era una de las dos lenguas de las lenguas lencas habladas en Chilanga y Potó en El Salvador. La otra lengua lenca es el lenca hondureño. Los lencas llegaron al actual El Salvador hace aproximadamente 2.000 años a. C. Allí fundaron el sitio de Quelepa. En el 2012 quedaba solo un hablante del lenca salvadoreño, en Potó. El lenca salvadoreño es una rama de la pequeña familia lingüística de las lenguas lenca formada por dos lenguas, una es el lenca salvadoreño y la otra es el lenca hondureño. Ha habido intentos de enlazar las lenguas lencas a otras lenguas dentro de sus agrupaciones, pero no ha habido éxito.
Cacaopera: La cultura cacaopera también conocida como Kakawira, pertenece a un grupo de pueblos indígenas procedente de Nicaragua, conocidos como matagalpas, que habitaron algunas zonas de lo que hoy pertenece a El Salvador. ... En el idioma de los aborígenes, la palabra cacaopera, significaba huerta o muralla de cacaos. Cacaopera es un municipio del departamento de Morazán, El Salvador. De acuerdo al censo oficial de 2007, tiene una población de 10.943 habitantes.
Los ancestros de estos grupos étnicos son los mayas y los Nahuat. De allí es que deriva la lengua náhualt que es la que hablan los pueblos aztecas y sirvió de complemento para el Nahual salvadoreño. En la antigüedad los grupos étnicos dieron nombre a varias tierras en el centro del país, como por ejemplo Cuzcatlán.
Después de la llegada de los españoles al territorio ahora conocido como El Salvador, fue habitado principalmente por los pipiles, pero durante la época prehispánica fue reemplazado sucesivamente por los xincas, mayas, rencas y mangue. Los pueblos pipiles estaban formados por cuatro clados: cuscatlecos, ízalos, mazahuas y nonualcos. Se organizan en cacicazgos o haciendas. Los sobrevivientes se concentraron en los actuales departamentos de Avachapan, Sunat, La Libertad, San Salvador, La Paz y Morazán. Estas personas se vieron obligadas a participar en un sistema de producción colonial centrado en la corte, y se adoptó la encomienda como mecanismo de dominación y explotación. En estos días, hablar de Indio es un insulto destinado a humillar a los demás, haciéndolos peor para todos. El color de la piel es una de las causas de la discriminación. La piel clara es más valiosa que la piel oscura. Esto, junto con una serie de características europeas relacionadas, proporciona un valor añadido a nivel social y abre oportunidades sociales, profesionales y educativas.
Fenómenos como la globalización y la migración forzada han desarticulado en gran medida su tejido social y amenaza sus costumbres, lengua y conocimiento tradicional. Los derechos sociales y culturales reconocidos en la Declaración de las Naciones Unidas para los Pueblos Indígenas tales como educación, lengua y cultura, medicina tradicional e identidad y pertenencia encuentran dificultades para su pleno goce y ejercicio frente al Estado Salvadoreño. Las comunidades indígenas organizadas buscan la visibilización ante el Estado y la sociedad, la revitalización de sus costumbres y tradiciones y el rescate de la lengua nahuat como parte de su patrimonio intangible.
Las causas que más suman son aquellas que tienen que ver con sus niveles de pobreza, de exclusión social; también por conflictos políticos, falta de reconocimiento legal y eficiente de los derechos indígenas.
La decadencia de nuestra identidad cultural radica en nuestras costumbres, la ropa en El Salvador cambia de año en año y la aculturación hace que vayamos perdiendo nuestras tradiciones y nuestra identidad poco a poco. Hay que recordar que tras la masacre de 1932, en la que fueron asesinados cientos de indígenas de occidente, perdieron sus ropas, pues muchos temían que serían víctimas de la persecución del entonces presidente, Maximiliano Hernández Martínez. Mucha gente todavía piensa que el atuendo anterior es mejor, porque este interesante cambio de ropa es muy desigual.
Sin embargo, hay que precisar que toda cultura no pierde sus formas de comportamiento y queda fuera de lo que debe definirse como cultura, especialmente en la vestimenta de una determinada etnia o grupo étnico. La ropa del pasado ha cambiado, pero en nuestra cultura hay una modificación que se seguirá presentando por muchos años más. "Las cosas cambian, el mundo cambia, todo cambia, y nuestra ropa ya no es la misma, excepto para el resto de nuestra generación, pero lo único que no cambiará es nuestra ropa. También aparecen hermosos disfraces de modelos en las escuelas de eventos, comentó Candelaria Ramírez, vecina de Mingueira, Morazán. Los procesos transculturales han influido en las costumbres, incluida la vestimenta, y solo algunas de estas memorias sobreviven y se conservan en todas las regiones del país.
Hoy en día la pérdida de tradiciones es cada vez más notable , debido a la pérdida de cultura y en parte por la época moderna en la que vivimos, ya no se ve tanto el baile del torito pinto , incluso muchas familias dejan de celebrar el día de la cruz , conforme pasa el tiempo las familias salvadoreñas pierden sus tradiciones y costumbres , y eso es preocupante porque al final ¿qué nos va representar como salvadoreños? por ende una solución a este problema debería ser inculcar a los niños y jóvenes , ya que toda acción cultural tendiente a recuperar aquello que se considera valioso para el acervo cultural; se efectúa a partir de las investigaciones, indagación de los conocimientos, tradiciones, costumbres y creencias, sobre la base que permiten recobrar la historia cultural de un pueblo.
Algunas personas, reflexionando sobre el tema, dicen que es hora de ver hacia “nuestro ombligo”, nuestros orígenes. Es hora pues, de recobrar esta totalidad del rostro, que es el rostro de dignidad. Este camino debe ser iluminado por la sabiduría ancestral, el yek ineme , es decir, el bienestar armónico. En este contexto, es importante considerar el planteamiento que hace la antropóloga Bárbara Trentavizi: “… ¿es posible que de este momento de crisis pueda surgir una transformación antropológica que pueda ir hacia la vida y no hacia la muerte? ¿Es posible que surja un nuevo ser humano, integral y completo, capaz de decidir por sí mismo lo que quiere y lo que no, lo que le gusta y cómo desea pasar el tiempo? un ser humano capaz de convivir y no sólo de vivir, de ser con otros y por otros y no sólo por sí mismo y por la satisfacción de sus deseos. Un ser humano que sustituya los valores del mercado por una nueva filosofía de la comunidad y del servicio. Un ser capaz de hacer frente a los avatares de la vida, catástrofes naturales, económicas, ambientales y sociales, de manera que no deba enfrentarlas ya solo y dependiendo de la ayuda de un Estado cada vez más limitado de recursos; sino más bien en una relación de ayuda mutua y a la par del Estado mismo. En esa visión, él no sería objeto y sujeto de consumo sino que sujeto político integral, interesado en su propio bienestar y en el bien común”
Ante esto, el Gobierno de El Salvador, en agosto de 2010, reconoció ante el Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial (CERD) de la ONU, que El Salvador es un país multicultural y pluriétnico. También se creó la Dirección Nacional de Pueblos Indígenas y varios ministerios abrieron espacios de diálogo con los pueblos indígenas. Destacable es que en 2012, el Estado salvadoreño invitó al Dr. James Anaya, en aquel momento Relator Especial para los Derechos de los Pueblos Indígenas de la ONU, para que visitará El Salvador con el objeto de conocer de primera mano, la situación de los pueblos indígenas. Su informe, presentado oficialmente en septiembre de 2013, es hoy una guía importante para el trabajo de promoción de los derechos de los pueblos originarios. Como una continuación de este importante cambio, en 2013 el FMLN hizo una Consulta Ciudadana a varios sectores de la sociedad, entre estos, a los pueblos indígenas. En dicha consulta, los pueblos indígenas manifestaron: “el Estado a través de sus instancias, debe instituir políticas encaminadas a beneficiar a los pueblos indígenas. La gestión institucional deberá canalizar recursos y esfuerzos públicos para que la población indígena supere los rezagos en materia de infraestructura básica para mejorar sus condiciones de vida que logrará a través de diferentes programas que apoyen proyectos para su desarrollo económico entre los cuales se destacarán prestación de servicios básicos. Estas políticas deben ir matizadas por el tema de identidad que tiene que construirse a partir de la memoria histórica.”
Entonces, nosotros como pueblo salvadoreño, lo que podemos y debemos hacer, es dar voz a esta problemática, no dejar que nuestra cultura muera, informarnos y apoyar a las personas indígenas que aún viven entre nosotros; vemos esta ocasión como una oportunidad de hablar de este tema que afecta tanto a lo político, social y cultural y esperamos que esto despierte el interés y evitemos ser una comunidad ignorante a esta problemática que nos afecta a todos.
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